No creo que las creencias religiosas sean diferentes a cualquier otro tipo de creencias: las actitudes políticas, los compromisos con los partidos políticos o las ideologías económicas, por ejemplo. Estas son todas formas de creencia. Creo que la base de toda esta idea es que somos primates buscando patrones. Conectamos los puntos - A conecta con B que se conecta con C - y, a menudo realmente están conectados, y a eso se le llama aprendizaje asociativo. Todos los animales lo hacen. Es un imperativo biológico; nuevas conexiones sinápticas crecen cuando aprendemos algo.
El problema es que no hay ningún
módulo de detección de tonterías en el cerebro que diga: "Eso es un patrón
auténtico; eso es un patrón falso" con algún algoritmo consistente que nos
ayude a discriminarlos. Tendemos a asumir que todos los patrones son reales y
que están imbuidos de acción intencional. Y ahí es donde creo que la creencia
en los espíritus y fantasmas y almas y dioses y Dios y teorías de la
conspiración y así sucesivamente van colándose.
Esto no quiere decir que no haya depredadores
y agentes secretos y conspiraciones ahí fuera. Los hay. Pero, una vez más, sólo
tenemos las intuiciones que nos ha dado la evolución. En muchos sentidos, son
adaptativas, en términos de formación de creencias - tenemos que formar
creencias - y en esa medida, esas adaptaciones siguen siendo vitales para la
supervivencia. Pero, por otro lado, hay un montón de tonterías falsas por ahí,
y también somos susceptibles de creerlas. Y ahí es donde no son adaptativas.
Es una espada de doble filo. Si
nos libráramos de todas las creencias extrañas, lo que significaría, en
realidad, es que nos estamos deshaciendo de todas las creencias. Escribí un
libro llamado “¿Por qué la gente cree cosas extrañas?”. Bien, ¿por qué la gente
cree cosas extrañas? Porque tienen que creer en las cosas, y las cosas raras
van con ellas acompañándolas. En ese sentido, siempre voy a tener empleo seguro.
Siempre habrá gente que crea en estas cosas.
Ahora mismo pienso en la educación de
masas y la era de la ciencia y todo lo que marca la diferencia, en comparación
con, por ejemplo, hace 500 años. Las personas son mucho menos supersticiosas de
lo que eran entonces. Pero, sin embargo, la gente todavía alberga todo tipo de
creencias extrañas y disparatadas. Por ejemplo: el 9/11 fue una conspiración de
la administración Bush: volaron estos aviones con dispositivos de control
remoto después de que los pasajeros fueran sacados y llevados lejos a Canadá
para ser gaseados. Eso es sólo la punta de la parte más ridícula de esa
conspiración en particular. ¿Cómo puede alguien creer eso? Pues lo hacen - un montón
de gente lo hace. Por eso aún sigue existiendo. Aproximadamente entre un tercio y la mitad de
los estadounidenses creen en la astrología y en las cartas del tarot y en psíquicos
que pueden hablar con los muertos y en los ovnis y los extraterrestres y en el Bigfoot.
Los porcentajes son sorprendentes. Aún así, no es el 90 por ciento. Es mejor de
lo que solía ser.
ARTÍCULO ORIGINAL EN INGLÉS: http://www.michaelshermer.com/2009/08/does-belief-help-us-to-survive/#more-968
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