lunes, 27 de julio de 2015

PSEUDOCIENCIA EN LA ESCUELA (3). LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

Tercer capítulo del resumen extenso que estamos llevando a cabo este mes al respecto de la charla que realizamos en Barcelona este pasado 11 de julio, dentro de los EEEP. Una vez colocados un poco los cimientos en los dos anteriores artículos sobre la escuela y sus dos grandes enfoques, toca hoy entrar en pseudociencia propiamente dicha. Y para hacerlo, qué mejor que empezar por una de las que está más de moda: la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. ¿Qué hay detrás de ella? ¿En qué se fundamenta? ¿Es fruto de un trabajo empírico? ¿Puede ser falsada? ¿Por qué, según muchos de las que la aplican, funciona? ¿Qué dicen las evidencias al respecto?


Howard Gardner es el impulsor e inventor del término "inteligencias múltiples". En su libro "Frames of mind", de 1983, se aventuraba por una parte a poner en solfa toda la teoría sobre una única inteligencia que hasta entonces había reinado a lo largo de los años en la ciencia. Su libro no tuvo repercusión en su momento, pues la comunidad científica no avaló sus ideas (y sigue sin hacerlo), las cuales tampoco venían avaladas por ningún tipo de evidencia empírica, sino que se basaban en una intuición de su propio autor, a quien eso no le amilanó para afirmar con contundencia que esas 7 inteligencias  eran independientes las unas de las otras y que todo ser humano destacábamos en dos o quizás tres de ellas. A día de hoy hablamos de 8 inteligencias, pues la intrapersonal hizo su aparición al cabo de un tiempo. Al final, estas son las 8 inteligencias propuestas por Gardner:


A pesar de querer escribir una nueva teoría de la mente, y no un nuevo método de enseñanza para las escuelas, fue la pedagogía la que escuchó y se sintió fascinada por las ideas subyacentes que había en su teoría, a saber:

*Uno de los motivos por los que algunos niños y niñas fracasan en la escuela es que en ella sólo se trabajan dos inteligencias, la lógico-matemática y la lingüístico-verbal, lo cual perjudica a los demás alumnos que no destaquen en estas dos inteligencias, pero que podrían ser muy buenos si se trabajase con las que se adaptan a las suyas.

*La inteligencia de las personas no se puede comparar, pues no sólo las etiqueta, sino que no son comparables entre sí, pues al haber niños y niñas con múltiples inteligencias, no podemos catalogar a unos como más inteligentes que a otros. En el fondo, si trabajásemos las inteligencias de cada uno, todos seríamos igual de inteligentes.

Trataremos de ir por partes ante estas primeras consideraciones.

La diversificación del material, estrategias y recursos didácticos de toda índole está plenamente apoyada por la evidencia como un potente dinamizador dentro del aula (1). Este hecho, que la misma escuela nueva ha defendido sin tener que recurrir a la teoría de las inteligencias múltiples (pues esta es muy posterior a los postulados de aquella) no demuestra la existencia de esas inteligencias necesariamente, ni mucho menos. Por otra parte, la etiquetación del alumnado según sus resultados o rendimiento es una mala práctica que, por desgracia, aún se arrastra en algunas aulas, aunque no de modo oficial. Se trata de uno de los posicionamientos más nocivos, tanto a nivel pedagógico como humano,  que pueda tener un maestro delante de sus alumnos. Justamente tener buenas perspectivas de nuestros alumnos activa el efecto Pigmalión, que hace que su rendimiento aumente. Al mismo tiempo, el efecto inverso también se produce y cuando no esperamos nada de un alumno, nada es lo que vamos a sacar de él. (2) Todo esto de por si, por otra parte, no permite verificar la existencia de las inteligencias múltiples.

En el fondo, cuando apelamos a que nadie es más inteligente que nadie, lo hacemos a un sentido romántico de la vida y equivocadamente igualitario, donde la realidad poco tiene que decir y sólo los anhelos, los sueños y la entronización de los buenos sentimientos tienen cabida. La realidad, por contra, suele ser menos romántica, más compleja o menos dada a amoldarse a nuestros deseos.

Einstein vs Messi

Este es un ejemplo muy usado por los defensores de las IM. Miren la fotografía:


A partir de estos dos famosos personajes se formula la siguiente pregunta:

"¿A quién consideras más inteligente, a Albert Einstein o a Lionel Messi?"  Es bastante probable que la respuesta mayoritaria sea Einstein. Si ese fue tu caso, lamento decepcionarte, porque no es correcta. Ambos son inteligentes; no obstante, poseen un tipo diferente de inteligencia." 

Es decir la equiparación de las inteligencias de Einstein (lógico-matemática) y la de Messi (corporal) es otra característica de esta teoría. Ante esta equiparación de las inteligencias la respuesta (más bien pregunta) es bien sencilla: ¿Tenemos que derivar a un especialista a un niño que, por ejemplo, no tenga ritmo ni afinación musical (falta de inteligencia musical) al igual que lo hacemos con aquel que no habla bien (falta de inteligencia lingüística)? Pero ya no sólo se trata de eso. En el juego de las inteligencias de Einstein y Messi se sigue insistiendo en equiparar la inteligencia de todo el mundo, a la búsqueda de una Arcadia imposible, esto es, que todos somos, de algún modo igual de inteligentes. No es sólo que una sencilla observación del día a día desmonte este hecho, sino que, aún jugando con las IM, nosotros proponemos una variante del mismo juego. Atentos a las fotografías:


Bien, aquí tenemos de nuevo a Messi y junto a él, a otro jugador del FC Barcelona, componente del famoso Dream Team de Johan Cruyff, el inefable Julio Salinas (disculpen el exceso de metáfora futbolística pero no pudimos resistirnos). Mientras Messi representa uno de los mejores ejemplos de jugador virtuoso, digamos que Salinas representaba otro tipo de "virtuosismo", aunque los dos sin duda podemos clasificarlos como inteligentes corporales según la teoría de las IM. Bien, reformulemos ahora la pregunta: "¿Quién de los dos es más inteligente?" La respuesta obvia debería ser Messi con lo que el pobre Salinas saldría perdiendo ante tal comparación, por tanto, todo intento de igualación de inteligencia o inteligencias entre personas es una pérdida de tiempo y una negación de lo obvio. La pregunta que la escuela debería realizarse, en vez de perderse en este berenjenal de buenas intenciones sin fundamento, es "¿Y qué?". ¿Tanta importancia tiene la inteligencia en el buen hacer de un alumno? Sin duda, es un buen punto de partida, pero hay dos factores (que la escuela tradicional no tenía en cuenta) que son claros: el cerebro no es algo fijo e inmutable y, por tanto, hay muchas maneras de moldearlo (sea para bien o para mal). Eso hace que el trabajo, tesón y el esfuerzo del alumno sean verdaderamente la gasolina que necesita la inteligencia, que vendría a ser el motor. Sin ellos, la inteligencia es algo que por sí sola no tiene tanto valor como tradicionalmente se le ha dado. La mayoría de los mortales nos movemos dentro de una media de "normalidad" por lo que respecta a la inteligencia y, al final, es nuestra capacidad de trabajarla lo que verdaderamente marca la diferencia.

Inteligencias o habilidades

Digámoslo claro de una vez: lo que Gardner llama inteligencias son, en el mejor de los casos, habilidades o talentos de la persona. Aplicar la palabra "inteligencia" a estos sólo añade confusión a un término que ya de por sí no está consensuado aún por la comunidad científica. Ante la pregunta al propio Gardner de por qué usó el término "inteligencias múltiples" él mismo reconoce que lo hizo porque en caso de haber llamado a su libro "Teoría de las habilidades o talentos múltiples" nadie se hubiera fijado en él. Una razón muy científica como ven. ¿Podríamos hablar en este caso de inteligencia comercial?

A todo esto, ¿ha habido algún estudio para intentar demostrar o falsar la teoría de las IM? De Gardner y compañía aún esperamos, más allá de teorizaciones, hechos contrastados. Aunque quizás esperemos en vano. De hecho uno de sus mayores defensores, y colaborador de Gardner, dejó escrito:


"Esto sugiere una profunda división entre los teóricos, que pueden encontrar un montón de agujeros lógicos en teoría de las IM, y los practicantes, que están demasiado ocupados buscando formas de motivar a los niños y buscar métodos para cambiar sus vidas como para preocuparse de unas inconsistencias lógicas o algunas insuficiencias en la teoría".

Pues nada, pasemos de las inconsistencias lógicas y las insuficiencias de la teoría y sigamos adelante con ella.

No fue hasta el 2006 (23 años después de su publicación) que se realizó el primer estudio sobre IM.(3) ¿El resultado? No sólo salió negativo sino que, una vez más, volvió a dejar en evidencia que sí podemos hablar de una inteligencia general subyacente a las diferentes habilidades, talentos y capacidades de la persona. 

Testar Inteligencias Múltiples: ¿Cómo? Y luego... ¿qué?

No es menor el asunto. Aceptemos la existencia de las IM por un momento e imaginemos un aula. En ella existen diversos alumnos a priori con sus diversas inteligencias. Antes de empezar es hora de averiguar cuáles son aquellas en las que cada uno destaca. Primer problema. Aún habiendo tests para intentar localizar esas inteligencias (no deja de ser irónico que el propio Gardner haga una crítica feroz a los tests de inteligencia clásicos y aún modernos, tachándolos de poco veraces y parciales), estos están mucho más lejos de los tests clásicos de inteligencia de hallar algo que pueda calificarse como científicamente relevante. No parece que la pregunta "¿Tarareas sin darte cuenta por la calle o en la ducha?" sea la mejor manera de hallar inteligencia musical en alguien. Esta es una variante de las muchas que puedes encontrar para realizar tu test de IM en clase, pero no hemos podido apartar la vista del siguiente test extraído de la web Imaginarium.

Haga clic para agrandar

Mejor que esto, el test viene seguido de lo siguiente:

Mensaje recibido. Todos somos genios gracias al desarrollo de las IM, ergo vamos a ser más creativos, exitosos y, por tanto, más felices. ¡Ay, la felicidad! Ese concepto tan esquivo al que todo el mundo persigue en estos tiempos y que se ha convertido, para unos cuantos, en el único objetivo que debe tener la escuela. ¿A quién no le parece estar leyendo un libro de autoayuda ante tal torrente de promesas de felicidad? Pero sigamos con el test.


Aún no habiéndolo, imaginemos que tenemos uno que prediga en buena parte las IM de nuestros alumnos. ¿Ahora qué debemos hacer?  

Si hay un niño que destaca en inteligencia musical, ¿individualizamos las actividades que este debe hacer de manera musical? ¿Cómo diversificamos las 8 inteligencias dentro del aula? ¿Hacemos una actividad de cada inteligencia para todos o diferentes actividades para cada uno según su IM? Esto último no se hace por la imposibilidad de diversificar a estos niveles dentro del aula. Si hiciésemos lo primero (que es lo que en realidad sucede) ¿no es esto acaso la atención a la diversidad de la que siempre hablamos? ¿Es necesario recurrir a las IM para eso? De hecho, ¿no podríamos diversificar tareas, ejercicios, espacios, agrupamientos y actividades sin recurrir a las 8 inteligencias de Gardner? Miremos el siguiente ejemplo para ejemplificar lo que decimos:


Esta es una intervención real basada en IM para alumnos de 5º de Primaria con dificultades de lectura. Fíjense en las diversas actividades aparejadas a cada inteligencia:


INT. VERBAL: Resumir, parafrasear, activar conocimientos previos.

INT. LÓGICO-MATEMÁTICA: Contestar y justificar respuestas.

INT. VISUAL: Usar imágenes para aprender nuevo vocabulario.

INT. INTERPERSONAL: Trabajo cooperativo.

INT. INTRAPERSONAL: Trabajo individual.

INT. MUSICAL: Creación de patrones rítmicos e interpretación de canciones.

INT. CINÉTICA: Movimientos corporales y uso de objetos para aprender vocabulario.

Exceptuando la penúltima referida a la inteligencia musical (los ejercicios propuestos son los típicos en una clase normal de música en la escuela) y la última (sería interesante ver la ejecución y resultados de tal ejercicio) todo lo demás ¡no es más que lo que todo buen maestro hace para trabajar el aprendizaje de la lectura! Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Cuando en una escuela de IM la inteligencia intrapersonal se resume muchas veces en que el alumno trabaja él solo haciendo una ficha... pues ¿qué quieren que les diga? Sólo se me ocurre que la mayoría de maestros torpes llevamos media vida trabajando la inteligencia intrapersonal en el aula y nosotros sin saberlo.

Causa y efectos

Visto lo visto, la teoría de las IM parece más bien amoldarse fantásticamente a posteriori a muchos aspectos ya existentes en la escuela y da una explicación, sin base científica, a mucha verborrea buenrollista sobre la inteligencia de nuestros niños y niñas, igualándolos a todos en un paraíso que, desgraciadamente, está muy lejos de existir o haber existido. Sin duda, algunas de las implicaciones que lleva creer en esta teoría son positivas (como lo sería comportarse bien con los demás por creer en Dios). Lo primero no implica que lo segundo exista aunque lo aduzcamos como razón para actuar de esa manera. Además, el hecho que la teoría de Gardner se base más en su intuición que en hechos científicos, ha hecho proliferar entre sus seguidores todo un sinfín de inteligencias adicionales que algunos también consideran destacables y que van más allá de las 7/8 originales. Así, podemos encontrarnos con la inteligencia espiritual, la existencial, la creativa, la emocional, la informática...

Los estudios realizados por la pedagogía basada en evidencias apoya muchísimos enfoques individuales que parecen pertenecer al ámbito de las IM porque, con buena mirada comercial, estas han sabido hacerse un hueco dentro de la carrera de magisterio con verdades (ya conocidas de antes), medias verdades o directamente falacias apoyadas en una visión idílica del ser humano muy poco apegadas a la realidad. ¿Deberíamos hablar en este caso de inteligencia pseudocientífica?


(1) y (2) Para más información sobre los estudios acerca de las ventajas de diversificar el material y las estrategias en el aula, así como el efecto Pigmalión recomendamos el libro "Visible learning" de John Hattie: 

http://www.amazon.es/gp/product/0415476186/ref=as_li_qf_sp_asin_il_tl?tag=geo0b-21&ie=UTF8&camp=1789&creative=9325&creativeASIN=0415476186&linkCode=as2

(3) Para más información sobre el primer estudio sobre IM:

Visser, B. A., Ashton, M. C., & Vernon, P. A. (2006a). Beyond g: Putting multiple intelligences theory to the test(link is external). Intelligence, 34(5), 487-502. doi:http://dx.doi.org/10.1016/j.intell.2006.02.004(link is external)

Visser, B. A., Ashton, M. C., & Vernon, P. A. (2006b). g and the measurement of Multiple Intelligences: A response to Gardner(link is external). Intelligence, 34(5), 507-510. doi:http://dx.doi.org/10.1016/j.intell.2006.04.006

lunes, 13 de julio de 2015

PSEUDOCIENCIA EN LA ESCUELA (1)

Este pasado sábado 11 de julio tuvimos el inmenso placer de participar en el EEEP de Barcelona, bajo el sugerente título "El hombre de los caramelos: Pseudociencia en la escuela". La experiencia, habiendo sido enormemente positiva, nos ha convencido de la necesidad de dejar constancia escrita de los diversos aspectos que en ella tratamos, a la espera de colgar el correspondiente vídeo. Es por ello que aprovecharemos este caluroso verano para reflexionar en este blog sobre la escuela, la pedagogía y los diversos métodos (con parecidos razonables a los famosos "productos milagro") que han pululado y/o pululan por nuestras aulas. Por unas cuantas entradas vamos a dejar la traducción de artículos escépticos de un lado para escribir nuestros propios artículos sobre ciencia y escuela, con una propuesta firme de antemano que abandone tanto la visión tradicional como la "cool" más propia del New Age: aquí defendemos la pedagogía basada en evidencias. 

La verdad, es que sólo quería hablar de pseudociencias en la escuela. Más o menos, desde un principio, tenía claro cuáles destacar e intentar analizar, pero a medida que seguí informándome, investigando, seleccionando fuentes y más fuentes, vi el enorme escollo que no había previsto en un principio: Houston, teníamos un grave problema. No hablo del consabido fracaso escolar, ni de leyes de educación (¿cuántas lleva este país en democracia?), ni tan sólo de pseudociencia (el tema que me animó a preparar la charla). Lo que me encontré en la red, en los artículos y libros consultados, es una enconada guerra entre dos visiones enfrontadas de lo que debe ser la escuela, el papel del maestro y el del alumno. 

Por supuesto, como en todos los órdenes de la vida, habían unos pocos abogando por cierto entendimiento entre las dos partes, pero allí estaba: la visión de una escuela tradicional contra la de una escuela nueva y más moderna. Una cruenta lucha en la que nadie cede lo más mínimo. En los extremos de esas visiones, nadie concede el beneficio de la duda al rival (en este caso enemigo) y todo lo que huela a uno u otro es automáticamente tachado de inútil o contrario al buen hacer pedagógico por parte de los contrarios. ¿Dónde me posicionaba yo? Y sobretodo ¿cómo hablar de pseudociencia en la escuela cuando el propio papel de esta no estaba unificado por los diversos agentes que en ella participamos?


El docente antidocente

Xarxatic es un blog fantástico escrito por Jordi Martí, docente, como él mismo dice, desconcertado que intenta encontrar su lugar en un mundo que no entiende. Os lo recomiendo encarecidamente. Y es de él que saqué una magnífica reflexión inicial que era la del docente antidocente. Según Jordi Martí:

"Resulta curiosa la facilidad que tienen algunos de expresar máximas educativas de calado. Máximas que, supuestamente, también deberían aplicarse. Éste es el caso del docente antidocente. Sí, aquel docente que cree que todo el aprendizaje se da fuera del aula y que, la función del docente en pleno siglo XXI, queda reducida a poco menos que nada. Sí, apostar por la desaparición del docente cuando uno cobra por serlo es un poco difícil de tragar. Más aún si dichos postulados se dan desde la facilidad de no dar ejemplo. Porque, si uno no cree en el docente, lo mejor que podría hacer en caso de serlo es cambiar de trabajo. Ya está bien de criticar al colectivo y su función poniendo la mano cada mes para cobrar por hacer algo que consideran totalmente innecesario."

Este elemento deja bien claro hasta dónde hemos llegado por lo que respecta a la concepción social del profesor. El chiste gráfico de más arriba, mil veces comentado y visto, no sólo indica cómo ha cambiado el rol de las relaciones padres/hijos en las familias, sino cómo hemos dejado como sociedad que el maestro pueda ser amenazado, increpado o ninguneado por algunos. Pero la figura del docente antidocente indica hasta qué punto este desprestigio social ha llegado hasta la misma profesión. ¿Se imaginan a un médico diciendo cosas tales como "No creo en los hospitales, son lugares donde tener hacinados a los enfermos que mejor se curarían en sus casas" o "Los médicos no sirven de nada o de muy poco, hay muchas enfermedades que se curan solas"? Hay maestros que aborrecen el papel del maestro y la escuela. No creo que sean más que una minoría, pero el simple hecho de que existan (he conocido a alguno de ellos a lo largo de los años) me parece muy triste y una de las maneras más egoístas y cómodas de vivir esta profesión. Ni por un momento confundan a este patético y real personaje con los miles de maestros y profesores críticos con un sistema que atenaza y coarta muchas veces su creatividad, quemados hasta las cejas por tantas batallas perdidas ante claustros inmovilistas o leyes de educación cada dos por tres que desdicen la anterior y promueven "el nuevo sistema que nos llevará a la excelencia educativa". 

El docente antidocente es el equivalente al charlatán, el tipo (me niego a llamarlo maestro) que con su actitud cínica critica todo el sistema educativo y cuantas acciones se hagan dentro de él, dice tener todas las soluciones y, a la hora de la verdad, no pega un palo al agua mientras sigue mamando de la sopa boba que le proporciona el trabajar dentro de ese sistema e institución a los que tanto denigra. Vaya pues, este recordatorio a su triste, triste figura.


El papel de la escuela

Inevitablemente, hablando de educación, el debate se sitúa muchísimas veces, aún sin quererlo, en el terreno de lo ideológico. Toda ideología se sustenta en argumentos, algunos veraces y otros falaces, pero en ningún caso quisimos enfocar la charla por esos derroteros, aunque lógicamente, aún defendiendo la evidencia científica como motor de nuestro quehacer pedagógico, cualquier decisión metodológica implica en parte tomar parte a favor de una ideología u otra, según sea el método. No siendo esta la razón principal de escoger entre unas estrategias y metodologías, sino una consecuencia que, de todas todas, es inevitable, aceptamos cualquier opinión de tipo ideológico que pueda hacerse en contra al respecto de nuestras elecciones, siempre que entre todos asumamos que si fijamos la discusión pedagógica en el terreno ideológico, el consenso es imposible. 

Pongamos un ejemplo: la separación en la escuela por sexos. (1) No hace falta recordar quién está detrás en este país de esta manera de proceder ("Con la iglesia hemos topado"), pero sí convendría mirar qué nos dicen los estudios científicos al respecto, y estos son claros: separar por razones de sexo no implica ninguna ventaja para unos ni para otros a nivel de aprendizaje. Por supuesto, a nivel ideológico, podemos alegar mil objeciones, pero no utilicen el nombre de la ciencia para defender una posición que no está sustentada por ella. A pesar de ello, los colegios privados que separan por sexos van a seguir siendo financiados con dinero público. Fin de la cita.

Mirando qué papel debe ser el de la escuela, desde el método tradicional nos encontramos que prima (de hecho básicamente es lo único que tenían en cuenta) la adquisición de contenidos, saberes y cultura acumulados a lo largo de los siglos. La autoestima del niño, su libertad, el pensamiento crítico, son vocablos desconocidos para este método. Chino mandarín. Por otra parte, la escuela moderna, ha dado visibilidad, dignidad y respeto al alumno. La escuela nueva además introdujo la experimentación, el juego y la manipulación como procedimientos (¡irrenunciables!) mediante los cuales el alumno pudiera acceder de manera más significativa a aquello que se le quería enseñar. El problema es cuando renuncia o pone en un segundo o tercer plano la adquisición de saberes y contenidos y convierte, o pretende convertir, la práctica educativa en una especie de salón de juegos, donde el maestro simplemente observa y el alumno escoge. De ahí en parte deriva el constructivismo, del que hablaremos en un próximo artículo. Pero, a modo de adelanto y para que quede constancia desde un principio, la ciencia tira por los suelos muchísimos de los presupuestos constructivistas, hecho que detallaremos en ese artículo futuro.

Así pues, ¿es posible acordar el papel de la escuela? Invito a cuantos leáis este artículo a hacer vuestras aportaciones personales. Pero de manera rápida y también personal, hago una primera propuesta de qué deberíamos tener en cuenta en la escuela:


-Transmisión del saber y la cultura acumulados.

-Valores: respeto, tolerancia, democracia.

-Conocimiento del entorno.

-Autoconocimento: Autoestima y autonomía.

-Integración en la sociedad: Seres libres, comprometidos, participativos y socialmente responsables.

-Pensamiento crítico.


Quitad y añadid las que queráis. Por supuesto, aquí va a primar mucho el componente ideológico de cada uno, más que el científico, que por otra parte tiene mucho más que decir sobre el cómo llegamos a esos objetivos, que a definir cuáles son los objetivos.

En el próximo artículo, vamos a destripar el método tradicional y sus contradicciones con lo que dice la ciencia acerca de ese "cómo".

(1) Para más información sobre la segregación escolar por sexos: 

http://magonia.com/2012/08/24/con-la-escolarizacion-por-sexos-no-mejoran-los-resultados-academicos-y-aumenta-el-sexismo/

http://todoloqueseaverdad.blogspot.com.es/2012/08/la-separacion-por-sexos-en-la-escuela.html

http://www.vientosur.info/spip.php?article9083