Artículo curioso el de esta semana, como hasta ahora traducido de skeptic.com, en el que Lee Traynor relata una extraña y curiosa vivencia inesperada con un grupo semi-religioso que practicaba exorcismos en comunidad con final feliz. Y no, no hablamos de sexo, aunque un engaño tan obvio como el que describe deje a la pobre mujer exorcizada realmente jodida...
El día después de la conferencia de la Sociedad de Escépticos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) sobre "Cerebro, Mente y Conciencia", un sábado 14 de mayo, acepté la sugerencia para asistir a la jornada de puertas abiertas del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL) para ver las instalaciones donde se han construido la mayoría de naves espaciales no tripuladas en el último medio siglo. El conductor del autobús al que le pregunté sobre Colorado Boulevard dijo que me iba a dejar cerca, así que entré en el bus, pagué mi pasaje, y me mantuve atento a cualquier señal que indicase donde estaba el JPL. "Le voy a dejar muy cerca, señor", fue lo que el conductor había dicho. Realmente no tenía idea de dónde iba, pero pensé que los estadounidenses son buenos con las señalizaciones. Después de unos 40 minutos el autobús cambió de conductor y me di cuenta que el primero se había olvidado de mí. En algún lugar del norte de Los Ángeles, aproximadamente entre Pasadena y Hollywood, me di cuenta de que pasar la tarde en el JPL ya no sería posible. Me resigné a visitar Hollywood en su lugar.
Hacía calor y el sol ardía sin cesar. Después de un breve paseo decidí que iba a coger el siguiente bus hacia Pasadena . Hice señas a uno, pagué el billete y me senté junto a una veinteañera. Habíamos hecho apenas una parada por Hollywood Boulevard cuando ella me preguntó si pensaba que el verano finalmente había llegado. No siendo de aquel lugar (yo vivo en Alemania) no podía responderla, pero intenté hacerlo amablemente. Enseguida notó mi acento y quería saber por qué estaba en LA. Le hablé de la conferencia en el Caltech, y en la conversación que siguió durante el paseo por la ciudad nos intercambiamos todo tipo de información. Me pareció que ella era reflexiva, inteligente, elocuente y curiosa. A pesar de que había abandonado la universidad y estaba sin trabajo, sabía algunas cosas que yo desconocía, como la conversión de Antony Flew al teísmo. Cuando nos acercábamos a Eagle Rock me puse a pensar acerca de cómo seguir con la conversación fuera del autobús. ¿Adónde iba? ¿Qué estaba haciendo?
-Bueno -dijo- le sonará tal vez un poco extraño. Vi algo en un anuncio y me parecieron muy buena gente, así que voy a un exorcismo. ¿Le gustaría venir?
Bueno, no pasa todos los días que te inviten a un exorcismo y esta no era una oportunidad para perdérsela. La curiosidad intelectual de esta mujer - su pasado parecía ser ateo judío - la había llevado a un lugar realmente extraño, pensé. Mientras mi compañera trató de explicar lo que podríamos encontrarnos, llegamos a la parada del autobús y entonces me dijo que ese era nuestro destino. Ella preguntó: "¿Se apunta conmigo?" Salimos del bus juntos. Yo ya estaba comprometido.
Para entonces estábamos en una ciudad que se llama Eagle Rock (hay una gran roca en la ladera de una colina con vistas a la autopista 134, que supuestamente se parece a un águila), y nos dirigimos hacia un teatro en la esquina de Yosemite, donde el exorcismo tendría lugar. Yo estaba pensando: "Si no hago esta historia, el personal de la oficina del Skeptic no me deja entrar mañana." (En realidad, me acordé de una investigación sobre una casa embrujada en Alemania, y me acordé que lo más espeluznante fue travesar la multitud de curiosos que se reunieron frente a ella. La investigación en sí a partir de entonces fue bastante sencilla.) Mi compañera se dio cuenta de mi silencio y me lo comentó. Le pedí disculpas. Sugirió que tomáramos un poco de agua para beber en una tienda en el camino, cosa que hicimos. En algún momento mencioné que a veces escribo para una revista, y justo cuando estábamos cruzando el camino hacia el teatro me preguntó de qué revista se trataba. "Te lo diré más tarde", le contesté.
Había poca gente de pie en el vestíbulo, que amablemente nos recibió, a pesar de que parecían conocer a mi compañera. Entramos sin demora en el teatro, hasta la tercera fila: indicó que a ella le gustaba sentarse por las filas de delante. Había alrededor de 25 personas presentes, aproximadamente la mitad hispanos, la mayoría mujeres, una o dos parejas. A la izquierda del escenario colgaba una cruz hueca de más de dos metros de altura, sobre la cual fue puesto un trozo de tela morada; a la derecha había una menora en la que una vela había sido completamente quemada. Entonces un hombre elegantemente vestido (cuarentón, con una camisa recién planchada y corbata) se identificó sólo como "pastor cristiano" y anunció que empezaríamos.
El servicio, el primero de una serie de siete reuniones de oración titulada "Los 7 Misterios Espirituales", consistió en ciclos de alternancia de estar y acercarse al altar con los ojos cerrados y las manos en los corazones para escuchar una oración. Aparte de esto, hubo poca estructura evidente para una ceremonia, aunque el proceso se intensificó en tensión dramática hasta el clímax, después del cual se produjo finalmente un desenlace de lo más profano.
El pastor comenzó con la entrega de unos sobres que nos dio orden de no abrir todavía. Antes de que tuviéramos demasiado tiempo para preguntarnos sobre el contenido - los sobres no estaban sellados - reprendió a un acólito (de los cuales había tres o cuatro), "La próxima vez reparte los sobres cuando la gente entre" Y al parecer para la misma persona, "La próxima vez sella los sobres o de lo contrario la gente va a abrirlos y mirará dentro." (Esto pareció premeditado, y pensé que podría estar queriendo hacer un número de magia, pero no hubo suerte.)
No mucho suspense ni mucho tiempo después nos dijeron que tomáramos la hoja de papel del sobre y leyésemos lo que había en ella. Fue el primer misterio espiritual: "Todos los espíritus buscan un cuerpo donde vivir," A partir de este y el sermón que siguió nos enteramos de que sólo hay dos clases de espíritus: los buenos y los malos. También podíamos determinar cuándo un espíritu (de los malos) se ha apoderado de una persona, cómo entran en un cuerpo, y lo que hace que haya personas susceptibles a la posesión de los espíritus. En un monólogo que se caracterizó por la gramática idiosincrásica ("M'entiendes?") interrumpido por la pérdida ocasional de la continuidad (pero con una voz que revelaba una cierta práctica en hablar sin la ayuda de un amplificador) el pastor procedió a pontificar sobre estos temas, indicando que podíamos tomar apuntes en la hoja de papel si queríamos.
Alrededor de los 40 minutos de servicio, y ya bien versado en lo qué esperar de los malos espíritus, nos hicieron otra llamada desde el altar. Esta vez las cosas tomaron un giro más dramático en comparación con lo que había sido la introducción. Oí algunas otras voces tras nosotros. Eché un vistazo alrededor (se supone que teníamos que estar rezando con los ojos cerrados) y vi a los acólitos, o "oradores", colocados al lado de los miembros de la congregación susurrándoles oraciones a sus oídos. Ciertamente me pareció que era algo incómodo y perturbador, y me imaginé que podría asustar a algunas personas. Este efecto probablemente se basa en una serie de factores. En primer lugar, no se pueden entender las oraciones susurradas pero se pueden escuchar susurros múltiples procedentes de diferentes fuentes espaciales que, con los ojos cerrados, dan lugar a un efecto misterioso. En segundo lugar, los oradores se mueven al azar y escogen a los miembros individuales de la congregación.
También tuve la sensación de que los oradores estaban tratando de mover cosas durante el servicio. Mientras que un orante oraba en el oído de alguien, él aguantaba la frente de la persona con la mano derecha, con los dedos y los pulgares en las sienes opuestas. La mano izquierda se coloca sobre la espalda de la persona debajo del cuello. A mí me hicieron lo mismo. El agarre era bastante firme, si no amenazante, y me di cuenta de que estaban leyendo cualquier reacción de nuestro cuerpo, como el rechinar de dientes o el tensar de hombros, que pueden indicar que una persona estaba reaccionando a las oraciones que se recitaban. Me relajé e hice todo lo posible para mantener la situación bajo control. El orador invocó espíritus malignos, exigiendo que si estaban presentes dieran una señal. De repente, una mujer gritó.
Ahora mis ojos estaban muy abiertos. Una joven mujer hispana (la llamaré X) empezó a doblarse. ¿O estaba siendo doblada? Con el control físico que los oradores empleaban, podían forzar fácilmente a una persona a tomar cualquier postura que quisieran. Gritando a todo pulmón, vomitando dos o tres veces, parecía que el espíritu maligno se había manifestado en esa mujer. Gritó varias veces más, al parecer con gran angustia. Miré a mi alrededor y vi varias personas más inclinándose hacia adelante, y parecía que ellos también estaban siendo superados emocionalmente.
En ese momento el pastor nos pidió que tomáramos nuestros asientos, dejándolo a él y a X en la parte delantera del escenario. Un acólito procedió a limpiar el vómito con toallas de papel, otro consiguió una steady cam del backstage. X se quedó allí con la cara hacia abajo, con su pelo negro cubriendo su rostro. El pastor se puso al lado, sosteniéndola igual como lo hacían antes los oradores, con un micrófono en la otra mano. "En el nombre de Dios, ordeno al espíritu maligno que hable!"
Bueno, el señor Dios será todopoderoso (por las repetidas ocasiones en que lo invocó durante la siguiente media hora), pero debió de encontrar algunas dificultades imprevistas con este espíritu en particular. "¿Eres el más grande?" Preguntó el pastor a X, dirigiéndose al espíritu que la poseía. X seguía en silencio llorando y sudando profusamente.
Lo que evidentemente se pretendía en este punto fue que X - hablando con la voz del espíritu maligno - respondiese a una serie de preguntas que permitieran al pastor identificar y desterrar el espíritu. Pero seamos claros en un punto: X en realidad no tenía que dar nada más que las respuestas a las preguntas del pastor. Por supuesto que tendría que perder el control de sí misma, "golpéame o tira de la corbata" (palabras del pastor), gritar y aporrear sus pies contra el suelo, y en general portarse mal, pero lo único que respondió repetidamente fue: "Sí".
Por desgracia, no llegó a pasar nada de eso. A pesar de la invocación repetida del Omnipotente, X logró calmarse y los vanos intentos del pastor para conseguir que el espíritu hablase se volvieron cada vez más patéticos. Sin embargo, es posible deducir una idea o dos de los comentarios del pastor y su otra pregunta dirigida a X.
X está casada y tiene un hijo. Su problema era - en sus propias palabras – que se había "desenamorado " de su marido. Se nos dijo que su marido era un "buen hombre", con lo que ya teníamos la presunción de que no había ninguna razón para dejarlo. Eso, a su vez, sugiere que X había considerado dejar o tenía la intención de dejar a su marido, pero como él no merecía ese trato, algo más debía provocar a X a tomar esas medidas tan irracionales. ¿Los malos espíritus?
Una explicación más probable es que X se había enamorado de otra persona. Puesto que ella era de origen hispano y, probablemente, católica, su entorno probablemente se oponía al divorcio y segundas nupcias. Ella probablemente se sentía culpable por su relación amorosa, por lo que rechazó hacer terapia de pareja con su marido, donde tendría que admitir su indiscreción. Pero ¿qué hacer? Tratando de salir de una pesadilla, se sumergió en otra peor.
Durante la persuasión del espíritu maligno supimos por medio del pastor que X también había sufrido una "manifestación" de un ser mucho más enérgico la semana anterior. La manifestación actual había ido y venido sin más – aunque X fue advertida en varias ocasiones por el ministro de que su única salvación era manifestar el espíritu maligno.
Por último, el pastor se dio cuenta de que no estaba llegando a ningún lado. ¡Pero él no tenía ninguna estrategia de salida! Tanto invocar, y ningún espíritu maligno estaba dispuesto a aparecer. Entonces se le ocurrió enviar fuera de la habitación a X con su esposa de "consejera." Lo que pasó en esa conversación mujer a mujer es una incógnita. La siguiente homilía del párroco fue un poco más reveladora. Durante las dos horas de intermitente oración y homilía, me las arreglé para recoger la siguiente teología del primero de los siete misterios espirituales.
El mundo contiene los malos espíritus y el espíritu de Dios. Los espíritus malignos no son espíritus desencarnados (almas) de los seres humanos fallecidos, porque las almas pasan al cielo o al infierno. Y aquí termina cualquier coincidencia con la corriente principal del cristianismo. El resto era una mezcla extraña de teología pop, psicología y leyendas urbanas puesta al servicio de la demonización. Los malos espíritus quieren apoderarse de los cuerpos humanos. Los malos espíritus a menudo pasan de una generación a otra en una familia. Los espíritus malignos tienen el aspecto de un ángel de luz. Los espíritus malignos entran cuando usted es adicto a algo, como ir de compras o comer. (Usted compró los zapatos, ya que parecían nuevos y bonitos y emocionantes, pero al cabo de unos días los zapatos eran normales y tuvo que salir a comprar un nuevo par para mantener la emoción.) Los malos espíritus entran cuando sigues tu corazón antes que tu mente. Esta era probablemente una referencia a la difícil situación de X. Tal vez un espíritu malo había entrado en ella cuando se había aburrido de su marido o se había enamorado de otro hombre. Además de con la adicción, los espíritus malignos pueden entrar en una persona cuando alguien está enojado, es antipático, es tentado o se muestra resentido.
Tenemos que ser fuertes y hacer caso omiso de los deseos de nuestro corazón, continuó el pastor. Tenemos que ser lógicos. Un ser humano se compone de un cuerpo, un alma y un espíritu que, en el mejor de los casos, sería el espíritu de Dios. No hay espacio para una debilidad del corazón, que es lo que permite entrar a los malos espíritus. Esto, de acuerdo con el pastor, es la Fe Inteligente.
"Cinco minutos más", murmuró. Eso no sólo lo parecía, sino que en realidad fue el comienzo del remate final. "¿Qué es lo que nos da de comer? ¿Qué principio nos alimenta? Es la multiplicación! Se toma una semilla y crece una planta con cincuenta semillas. "¿De qué demonios estaba hablando? "Y ahora hermanos y hermanas. Estoy abriendo una Biblia, que voy a dejar abierta para que plantéis vuestra semilla que puede crecer en una planta sana y producir una cosecha! "Mi compañera me indicó permanecer sentado mientras ella hizo nuestra "contribución ". Estuve un poco tacaño porque necesitaba el último billete de un dólar que tenía para el autobús. De nuevo a salvo.
Con el dinero en la bolsa era hora de la despedida. Pero no, todavía había dos cositas más. Todo el mundo saldría y recibiría una cinta roja, que el pastor ataría alrededor de nuestra muñeca derecha como señal de que habíamos recibido el primer misterio. Y luego, nos dijeron, Dios llevaría a cabo algo sobrenatural esta semana.
Bueno, no puedo transmitir lo emocionante que fue todo esto. Vas a Los Ángeles para una conferencia de escépticos ¡y obtienes la oferta de experimentar un evento sobrenatural real en el mismo meollo! Pero entonces - como de vez en cuando durante la exposición de su teología - el pastor pronto confundió lo sobrenatural con lo vago y lo banal.
Durante la ceremonia le pregunté al pastor si podía sacarle una foto, a lo que amablemente accedió. Entonces mi compañera y yo nos fuimos a la parada de autobús. No se había olvidado de su pregunta del principio. "Bueno, ¿para qué revista escribes?", preguntó ella, tan pronto como estábamos en la calle.
"Emm…emmmm… Skeptic."
"Creo que mi padre tiene esa revista. ¿Vas a escribir sobre esto? "
"Bueno, ¿por qué no? Era público y estaba anunciado. Cualquiera podía ir. “Y además” dije tomando contacto visual con ella," tú lo estuviste grabando todo en cassette en cualquier caso." Ella se sonrojó. Durante el servicio ella había tenido un poco de ataque de tos, durante el cual salió de la habitación, dejando su bolso abierto en el suelo. No necesité mucho más que un vistazo rápido para revelar una grabadora cuya luz roja estaba parpadeando, ya que estaba grabando. Es por eso que estábamos en la tercera fila, y el por qué había salido de la habitación durante el combate con la tos: ella no quería arruinar la grabación. Con las objeciones de mi compañera anuladas de forma segura y su anonimato asegurado, se dirigió de vuelta al teatro para pasar el rato con sus amigos. Y yo volví a la parada de autobús.
Poco antes de que llegara, me di cuenta que uno de los acólitos - quizás también regresando a casa – estaba en el autobús y decidí mantener mis pensamientos en mi cabeza hasta que llegué a mi hotel, donde llené varias páginas con notas y me mantuve alejado de más problemas.
(con agradecimientos a Leif Barbre Knudsen, Mahlon Wagner y Tom Bishop por su lectura del manuscrito y las mejoras sugeridas)
ARTÍCULO ORIGINAL EN INGLÉS: http://www.skeptic.com/eskeptic/05-07-07/
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